De otros mundos: Cuento latinoamericano. ANTOLOG. La boca, que acababa de abr. El cuento del cortador de bamb. Se considera que es el texto japon En el reciente viaje por el valle del r Las letras disponibles en musica.com tienen prop. Todo el contenido de musica.com (v. Se puso delante de cada una de ellas un lujoso cubierto, dentro de un estuche de oro. Estaba como hubiera deseado estar, las rodillas dobladas y la mano izquierda sobre el pecho. En el transcurso de la vida se piensa muchas veces en que un d. Es la ley fatal, aceptada y prevista; tanto que solemos dejarnos llevar placenteramente por la imaginaci. Bruscamente, acaban de resolverse para el hombre tendido las divagaciones a largo plazo: se est. Puede considerarse muerto en su c. Ve perfectamente el bananal, muy raleado, y las anchas hojas desnudas al sol. Pero ahora no se mueven.. Es la calma de mediod. A la izquierda, entrev. Todo, todo exactamente como siempre; el sol de fuego, el aire vibrante y solitario, los bananos inm. Cuento para leer, trabajar y reflexionar en educaci. Te invitamos a asociarte en forma gratuita para tener acceso a todas las secciones y recursos del portal.No puede ver, porque est. Es el muchacho que pasa todas las ma. Desde el poste descascarado que toca casi con las botas, hasta el cerco vivo de monte que separa el bananal del camino, hay quince metros largos. Lo sabe perfectamente bien, porque . Gramilla corta, conos de hormigas, silencio, sol a plomo.. Desde hace dos minutos su persona, su personalidad viviente, nada tiene ya que ver ni con el potrero, que form. Ha sido arrancado bruscamente, naturalmente, por obra de una c. Hace dos minutos: se muere. Sabe bien la hora: las once y media.. El muchacho de todos los d. El mango de su machete (pronto deber. Lo ve perfectamente; sabe que no se atreve a doblar la esquina del alambrado, porque . CHARLES DICKENS CUENTO DE NAVIDAD PREFACIO Con este fantasmal librito he procurado despertar al esp PRIMERA ESTROFA EL FANTASMA DE MARLEY Marley estaba muerto; eso para empezar. No cabe la menor duda al respecto. Cursos de cultura, turismo y ocio en Madrid Verano de 2016. Mas al bajar el alambre de p. Lo distingue muy bien; y ve los hilos oscuros de sudor que arrancan de la cruz y del anca. El sol cae a plomo, y la calma es muy grande, pues ni un fleco de los bananos se mueve. Muy fatigado, pero descansa s. Deben de haber pasado ya varios minutos.. Oye siempre, antes que las dem! Oye efectivamente la voz de su hijo.. Luz excesiva, sombras amarillentas, calor silencioso de horno sobre la carne, que hace sudar al Malacara inm. Muy cansado, mucho, pero nada m. Ante las voces que ya est. Que ya ha descansado. Julio Garmendia(El Tocuyo, 9 de enero de 1. Caracas, 8 de julio de 1. LA HOJA QUE NO HAB. No se dejaba llevar por r. Apenas si una que otra vez se balanceaba, como sin ganas - por miedo a caerse, de seguro- ; y hasta habr. Por el momento era algo . Primero, tierno brote verde p. De modo que cuando ya el viento de marzo ven! Finas puntas asomaban relucientes en la extremidad de algunas ramas; en otras ramazones, m. Y la hoja tuvo que dar mil y mil vueltas; tuvo que hacer muchas piruetas y cabriolas, ora al sol, ora a la sombra, ya hacia arriba, ya hacia abajo, ahora en espiral, luego en picada, entre murmullos, susurros y cuchicheos de sofocadas risas, y cada vez que la viejecita seca y chocha iba a pasar cerca de ellas, las frescas hojas, nuevas, flexibles, se apartaban, contray. Su abuelo materno hab. Un estuche con el daguerrotipo de un hombre inexpresivo y barbado, una vieja espada, la dicha y el coraje de ciertas m. A costa de algunas privaciones, Dahlmann hab. Las tareas y acaso la indolencia lo reten. Verano tras verano se contentaba con la idea abstracta de posesi. En la cara de la mujer que le abri. La arista de un batiente reci. Amigos y parientes lo visitaban y con exagerada sonrisa le repet. Dahlmann, en el coche de plaza que los llev. El hielo no dejaba en su boca el menor rastro de frescura. La primera frescura del oto. La ciudad, a las siete de la ma. En la luz amarilla del nuevo d. Desde el coche buscaba entre la nueva edificaci. Viajar con este libro, tan vinculado a la historia de su desdicha, era una afirmaci. La verdad es que Dahlmann ley. La felicidad lo distra. Vio casas de ladrillos sin revocar, esquinadas y largas, infinitamente mirando pasar los trenes; vio jinetes en los terrosos caminos; vio zanjas y lagunas y hacienda; vio largas nubes luminosas que parec. Ya el blanco sol intolerable de las doce del d. No turbaban la tierra elemental ni poblaciones ni otros signos humanos. Todo era vasto, pero al mismo tiempo era . En el campo desaforado, a veces no hab. La soledad era perfecta y tal vez hostil, y Dahlmann pudo sospechar que viajaba al pasado y no s. De esa conjetura fant. Del otro lado de las v. Menos para no fatigarse que para hacer durar esas cosas, Dahlmann caminaba despacio, aspirando con grave felicidad el olor del tr. Algo en su pobrearquitectura le record. Atados al palenque hab. Dahlmann, adentro, crey. En el suelo, apoyado en el mostrador, se acurrucaba, inm. Era oscuro, chico y reseco, y estaba como fuera del tiempo, en una eternidad. La oscuridad fue qued. Ocioso, paladeaba el . Dahlmann, de pronto, sinti. Junto al vaso ordinario de vidrio turbio, sobre una de las rayas del mantel, hab. Eso era todo, pero alguien se la hab. Dahlmann, perplejo, decidi. Otra bolita lo alcanz. Dahlmann se dijo que no estaba asustado, pero que ser. Dahlmann hizo a un lado al patr. A un paso de Juan Dahlmann, lo injuri. Jugaba a exagerar su borrachera y esa exageraci. Entre malas palabras y obscenidades, tir. En ese punto, algo imprevisible ocurri. Era como si el Sur hubiera resuelto que Dahlmann aceptara el duelo. La primera, que ese acto casi instintivo lo compromet. La segunda, que el arma, en su mano torpe, no servir. No hubieran permitido en el sanatorio que me pasaran estas cosas, pens. Gozaba tanto al repasarla que si la gente lo hubiera sabido me hubiera odiado. Tal vez no me quedara mucho tiempo de felicidad. Casi siempre eso era como luchar con borrachos lentos y distra. Pero vender medias tambi. Cuando encontraba antiguos conocidos les dec. En esta misma ciudad me hab. Y en cuanto a colocar medias, todas las ma. Me costaba renovar a cada instante cierta fuerza grosera necesaria para insistir ante comerciantes siempre apurados. Estaba abierta y sus varillas niqueladas me hac. No tuve carta ni telegrama. En la punta de esa calle hab. La que manda es mi mam. Yo dije: -Voy a esperar. La ni. Entonces yo me puse las manos en la cara y fing. Pero al mismo tiempo me di cuenta que yo ten. Al pasar por una joyer. Entonces fui a una plaza solitaria de un lugar despoblado y me sent. Estaba intrigado por el hecho de que me hubieran salido; y quise estar solo como si me escondiera para hacer andar un juguete que sin querer hab. Aquella actitud tuvo algo de serio; me conmov. La mujer estaba en el . Yo soy una persona en la que usted puede confiar.. Transcurrieron unos instantes. Yo he tenido hijos y s. Pero cuando dijo lo de los hijos y las penas me imagin. Al mismo tiempo dije: -Es necesario que piense un poco. Ella contest. Al poco rato ella volvi. Entonces, aunque yo estaba aburrido de ir siempre por el mismo lado, condescend. Y pensando en esto se me ocurri. Pero igual le agradezco el consuelo. Y me fui sin mirarla. Al otro d. En esos instantes entraron varias mujeres; y . La gente no se iba y yo ten. Y de pronto, cuando ya me estaba tranquilizando, tuve una idea: . Y antes de arrepentirme me sent. Por entre los dedos vi una gorda que dec. Al principio yo estaba desesperado porque no me sal. Pero la angustia y la tremenda fuerza que hice me congestionaron y fueron posibles las primeras l. Lo que pasa es que a veces me viene esto; es como un recuerdo.. A pesar de la expectativa y del silencio que hicieron para mis palabras, o! Llora por un recuerdo.. Despu. Me parece que lo vi en otra parte y que usted estaba agitado. Pens. Casualmente yo y algunas amigas m. Me rodeaban mujeres conversando alto. Hay uno que llora a chorros.. La voz enferma empez. Al principio, cuando el gerente me hizo pasar y las cosas se aclararon, . Se hizo mucho alboroto y me pidieron que no llorara todav. Los muchachos no se callaban y uno hab. Entonces yo le dije al gerente.- Cuando ellos hagan silencio, llorar. Cuando por fin me salieron l. Pero en seguida hicieron silencio y empezaron a re. Tal vez todos estuvieron desilusionados. Mientras redactaban el documento, yo fui pase. Usted mismo no sabe que tiene una pena. Al principio yo me qued. Hubiera querido estar solo, en mi pieza, oyendo la lluvia y pensando que el agua me separaba de todo el mundo. Yo viajaba escondido detr. Aquel descanso me hizo bien y volv. Mientras tanto yo hab. Seguramente que ahora dar. A los pocos instantes se acercaron algunos amigos que yo hab. Ella bajaba la cabeza y no dec. Entonces, antes de pensarlo, ya hab. Con una mano me tapaba los ojos y con la otra tanteaba el piano y trataba de salir del escenario. Algunas mujeres gritaron porque creyeron que me caer. Al final vinieron a saludarme muchas personas y se coment. Otro de la rueda lo se. Pero al final me aconsej. Usted tiene una vieja intoxicaci. Creo que ese animal tiene papada como la m. Entonces me di cuenta que hab. De esa manera disimular. Cruzamos una cortina verde y me encontr. Frente a la cortina y al otro extremo de la sala estaba el piano. Yo puse las manos en el piano y ellos se fueron. Y tan luego en esta fiesta! Pero mientras daba estas explicaciones mostraba la experiencia de un antiguo comerciante que despu. Ya me empezaba a invadir la angustia, cuando ella se sent. Se hizo un silencio de disgusto. Ella, con la cabeza inclinada, dejaba caer el pelo; y debajo de aquella cortina rubia, las manos se mov. Al fin la pierna hizo un movimiento de danza, y el pie, en punta, calz. En vez de cocodrilo deb. Estaba callado, pensaba en la muchacha de la media y me trastornaba el recuerdo de sus manos apuradas. Me sent. Cuando aplaudieron yo levant. Tampoco puedo hablar y no puedo dejar por m. Era un gran cocodrilo muy parecido a m. Pero cuando estuve solo en mi pieza, me ocurri. De pronto y sin haberme propuesto imitar al cocodrilo, mi cara, por su cuenta, se ech. Yo la miraba como a una hermana de quien ignoraba su desgracia. Quise levantarme y lavarme los ojos; pero tuve miedo que la cara se pusiera a llorar de nuevo. Pero el viejo no respond. Andaba de un lugar a otro, fisgoneando, sac. Arriba, los picos desprend. Y por las almenas sucesivas que iban desdentando las murallas aparec. Presenciando la demolici. Visitados por el sol en horas de sombra, los peces grises del estanque bostezaban en agua musgosa y tibia, mirando con el ojo redondo aquellos obreros, negros sobre claro de cielo, que iban rebajando la altura secular de la casa.
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January 2017
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